Niño inapetente

Los problemas de alimentación en los niños son un motivo frecuente de consulta pediátrica, especialmente en relación a la cantidad de alimentos, variedad de los mismos y dificultad de aceptar nuevos. Por supuesto, esto trae grandes preocupaciones en los padres o cuidadores sobre las posibles consecuencias en la salud, nutrición y crecimiento de los niños.

La alimentación selectiva, en inglés “picky eater” se conoce también como alimentación quisquillosa, caprichosa o exigente, y es un comportamiento común y temporal en la primera infancia.

Es un trastorno en el cual los niños comen una cantidad limitada de alimentos, tienen fuertes preferencias de alimentos, poca ingesta de algunos alimentos (especialmente verduras) y se niegan a probar alimentos nuevos. 

Es importante diferenciarlo del Trastorno por Evitación/Restricción de la Ingesta de Alimentos (ARFID), en el que hay una deficiencia nutricional como consecuencia de una ingesta insuficiente de alimentos, falta de ganancia de peso, deterioro de la función psicológica y necesidad suplementos para mantener la salud nutricional.

¿Qué tan frecuente es el niño selectivo?

La mayoría de los estudios han mostrado que el niño con inapetencia selectiva (picky eater) es el más frecuente y leve de los trastornos de la alimentación

La prevalencia, que es la proporción de niños de una población que presentan el problema, es muy variable en los estudios realizados, pero uno de los más completos es el estudio ALSPAC, realizado en la  Universidad de Bristol, en el Reino 2018 donde encontraron:

    • Prevalencia del 10% a los 24 meses, 
    • Alcanzando un máximo a los 38 meses (15%) 
    • Disminuye a los 54 y 65 meses (14% y 12%, respectivamente).

Entre más temprano se manifieste este comportamiento tiende a ser más persistente.

¿Cuáles son las causas que llevan a que un niño tenga alimentación selectiva?

Generalmente los niños llegan a tener una alimentación selectiva por la suma de varios factores. Aunque hay estudios que se contradicen los factores más comúnmente encontrados son los siguientes:

Factores predisponentes

Prenatales: mayor edad de la madre, tabaquismo materno, índice de masa corporal más bajo antes del embarazo.

    • Ausencia o exclusividad prolongada de la lactancia materna.
    • Inicio de la alimentación complementaria antes de los 6 meses.
    • Introducción tardía de alimentos grumosos antes de los 9 meses.
    • Factores psicológicos/educativos:
      • Presión para comer y preocupación por el bajo peso.
      • Personalidad del cuidador, con rasgos de ansiedad e intranquilidad.
      • Prácticas alimentarias y estilos de control de los padres.
      • Gustos alimentarios restrictivos, estilos permisivos y negligentes.
      • Factores sociales: mejor nivel social, educativo y baja paridad.

Factores protectores

      • Presencia de hermanos.
      • El estado de salud alimentario materno.
      • Alimentación precoz con verduras.

¿Cuáles son las principales características del niño con conducta alimentaria selectiva?

Existe una serie de características que presentan la mayor parte de niños con conducta alimentaria selectiva. La mayoría de los estudios coinciden en las siguientes:
    • Poco interés por la comida.
    • Come una variedad limitada de alimentos, con rechazo a los nuevos y también a nuevas texturas o formas de alimentarse.
    • Comen con lentitud, se usan distracciones mientras se come, no disfrutan con la comida y muestran su disgusto con enfados.
    • La mayor parte de su aporte calórico se ingiere a través de líquidos.
    • Tienen una dieta diferente, o exclusiva, con respecto a su familia.
    • Esta “selectividad” para los alimentos preocupa a la familia e interfiere con la dinámica familiar.

Banderas rojas en el niño inapetente

Estas señales son determinantes para consultar con un médico pediatra e iniciar los estudios pertinentes de acuerdo al caso

    • Dificultad para tragar. 
    • Dolor aparente con alimentación.
    • Vómito y diarrea.
    • Retraso en el desarrollo y falla para ganar peso y talla.
    • Síntomas cardiorrespiratorios crónicos.
    • Deficiencia de nutrientes.
    • Alimentación forzada.

¿Cuáles son las consecuencias para los niños con conducta alimentaria selectiva?

De acuerdo al estudio ALSPAC realizado en la Universidad de Bristol, Reino Unido 2018, la conducta alimentaria selectiva puede ocasionar importantes consecuencias en el estado nutricional de los niños. Estas son las principales:  

    • Estos niños tienen una menor ingesta de zinc, hierro y carotenos. 
    • Al ser más baja la ingesta de fibra por su pobre consumo de frutas y verduras, es más frecuente el estreñimiento. 
    • Mayor riesgo de tener un peso inferior al normal y un crecimiento deficiente.

Un estudio publicado en Anales de Pediatría en marzo del 2022, analiza los efectos de la familia de los niños con una conducta alimentaria selectiva a nivel psicológico y social encontrando: 

    • El nivel de estrés es muy alto en estos padres y tienen riesgo de ansiedad y depresión, incluso más que los padres de pacientes con otros problemas digestivos.  
    • En el ámbito social, la mitad de los padres se sienten juzgados de cómo manejan la situación y muchos han tenido que limitar su vida social por la situación de su hijo.
    • Los padres consideran que su labor como cuidadores se refleja en la capacidad para alimentarlos y cuando no se logra se aumenta la tensión en relación a la comida volviéndose un momento estresante y negativo para el niño.

¿Cuáles recomendaciones pueden mejorar la conducta alimentaria selectiva en los niños?

En importante tranquilizar a los padres explicándoles que la alimentación selectiva es una etapa común del desarrollo y por lo general transitoria.

Estas son algunos de las principales medidas que se pueden aconsejar a los padres o cuidadores:

    • Mantener una actitud neutral, paciente y agradable mientras se alimenta, incentivando el amor por la alimentación.
    • Permitir que el niño vea, toque, huela y pruebe sus alimentos, permitiendo el desorden apropiado según la edad.
    • Tener expectativas realistas sobre el tamaño de las porciones en los niños.  
    • Exposición gradual y repetida a alimentos desconocidos.
    • Limitar duración de la alimentación.
    • Alimentar al niño con paciencia.
    • Evitar los distractores en tiempos de alimentación como pantallas, juguetes, entre otros.
    • No debe usarse la persuasión, el soborno, el castigo, la amenaza o usar la fuerza para que un niño coma, ya que ninguno de estos métodos resuelve el problema y por el contrario pueden empeorarlo.
    • Tener experiencias sociales donde todas las personas coman lo mismo.  
    • Exponer entre 8 y 10 veces al alimento rechazado.

Conclusiones

Existe un pequeño porcentaje de estos niños que pueden continuar con su apetito selectivo y tener riesgo de adelgazar durante la adolescencia o desarrollar un trastorno de alimentación durante la edad adulta. 

Se deben evitar medicamentos como estimulantes del apetito y suplementos nutricionales y el enfoque debe dirigirse a lograr una correcta educación alimentaria.

Por este motivo los pediatras tenemos la responsabilidad de identificar a estos niños de forma precoz para poder ofrecer apoyo, seguimiento y asesoramiento a los padres.

Identificar cuándo el pediatra debe hacer una intervención médica en estos niños es una decisión que depende si el comportamiento alimentario es problemático para la salud, el desarrollo, la educación, el bienestar psicológico y la socialización.

En estos casos se requiere la intervención de un grupo multidisciplinario para obtener mejores resultados.